lo comparan con el caso Báez Sosa

La muerte de Federico Toledo, un joven de 20 años, ha dejado una profunda sensación de dolor e indignación en su entorno, tras el trágico episodio ocurrido en la madrugada del pasado sábado en la salida de un boliche ubicado en avenida Sarmiento al 1.200. Federico perdió la vida a causa de un golpe recibido durante el incidente, que también dejó a otro integrante de su grupo con la nariz fracturada.

El único detenido hasta el momento es Santiago Budini, de 22 años, quien enfrenta la acusación de haber agredido tanto a Federico como al otro joven. La Justicia dispuso su prisión preventiva por 91 días mientras continúan las investigaciones para esclarecer los detalles del ataque.

Amigos y familiares de Federico han expresado su reclamo para que el caso no quede en el olvido ni pierda relevancia mediática. Tiziano Díaz, amigo cercano de la víctima, afirmó: “Necesitamos que esto no pase desapercibido, porque si deja de tener repercusión, seguramente se van a lavar las manos. Pedimos apoyo de la gente para que haya justicia”.

En este marco, para el próximo domingo, al cumplirse nueve noches de la muerte de Federico, se organizó una vigilia con velas en el lugar del ataque, en avenida Sarmiento al 1.200. Desde allí, los participantes marcharán hasta la plaza Independencia en señal de pedido de justicia y en acompañamiento a la familia.

Los testigos del hecho negaron que se tratara de una pelea. Según relataron amigos de Federico, todo comenzó cuando Budini discutió con algunos jóvenes del grupo, golpeando primero a uno de ellos y posteriormente asestando un puñetazo a Federico, quien no había intervenido ni intentado agredir a nadie. “Fede nunca buscó pelear, no insultó ni se metió. Estaba mirando y lo atacaron. Es importante recalcar que esto no fue una pelea”, insistieron.

Los allegados también señalaron que Budini practicaba artes marciales y que contaba con antecedentes de violencia, incluyendo episodios previos que provocaron convulsiones en otras personas, así como denuncias por violencia de género. “Él sabía que sus manos eran un arma. Incluso tenía antecedentes de agresiones que causaron convulsiones en otros chicos, además de denuncias por violencia de género”, afirmaron familiares.

El recuerdo de Federico Toledo lo describe como “el alma del grupo”, alguien que organizaba salidas, partidos de fútbol y asados, y que siempre buscaba mediar y calmar las discusiones. “Era una persona muy buena, siempre presente para todos nosotros”, recordaron con emoción amigos y allegados.

El caso de Federico ha sido comparado inevitablemente con el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell en 2020. Aunque en esta ocasión solo hubo un agresor, sus amigos sostienen que la situación es comparable: un joven que salió a divertirse y terminó muerto por un golpe. “Para nosotros es un caso Báez Sosa en Tucumán”, señalaron.

Finalmente, los familiares exigen que Santiago Budini reciba “la condena que realmente se merece”, cumpliéndola en condiciones de cárcel común, subrayando la necesidad de justicia para que el responsable reciba un castigo proporcional. “La familia de Fede está destruida y los amigos no pueden concentrarse ni en estudiar. Necesitamos justicia”, concluyeron los allegados.

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